lunes, 27 de enero de 2014

No ayudamos nada

Yo también he pasado esa fase de animalista extrema, con un corazón roto y hablando mal a la gente, a cualquiera. Porque el mundo me parecía injusto, porque los animales sufrían, porque nunca había la ayuda suficiente, porque nadie ayudaba, sólo las personas como yo, supuestos amantes de los animales. Y digo supuestos porque estamos más ciegos que los topos. Eso no es amor. Estuve a punto de perder un trabajo por mi actitud, incluso muchas personas preferían tenerme lejos porque era realmente insoportable. El dolor por los animales convertido en rabia es lo más dañino que hay, sobre todo no nos estamos dando cuenta de que a quien más hace daño, es a los propios animales.
Hay cada vez más personas que se autodenominan animalistas y me parece maravilloso, pero hay una parte dentro del mundo de la protección animal totalmente desconocida, y es donde más luz hay en toda esta oscuridad y dolor. Ahora que estoy en otro momento de mi propia evolución, veo cómo los extremos son igual de oscuros. Porque estando en un extremo, nunca vas a poder tolerar, entender, aceptar, amar, siempre vas a tirar hacia tu lado y al que no cuele, lo fusilamos. Viviré en este dolor y pena por los animales porque si no lo hago yo no lo hace nadie. Porque nos creemos que nos necesitan. Odiando a los de mi especie por no ser como yo. Así que vivir peleándose con todo el mundo por defender el veganismo, la protección animal, etc para mi ya no tiene sentido. Porque ahora mismo, después de tantos años de trabajo personal, estoy en un punto neutro en el que amo profundamente al ser humano igual que amo a los animales. Porque el camino que estoy andando lo estoy haciendo junto a los animales, con ellos ayudándome a mi a evolucionar, cuando ya dejé de creerme que ellos necesitan mi ayuda, porque yo misma estaba cometiendo verdaderas atrocidades con el nombre de protección animal. Cuando no se escucha al animal ni se le ayuda en lo que el animal necesita, cuando no se confía en él y empezamos a entrometernos y a matar sin ton ni son, pensando que hacemos lo correcto. Me he dado cuenta de que eso no es amor. Es dolor. No es sufrimiento. Es egoísmo. Manipulación de la vida de los animales para encontrarles un lugar en el cual veamos que son capaces de vivir más o menos bien de acorde a nuestros valores y entonces nosotros nos quedamos tranquilos. Y si no, los matamos para evitar sufrimiento, pero el nuestro, no el suyo, porque ni siquiera le has preguntado si sufren. No nos quedamos tranquilos si el animal está haciendo una vida diferente que yo no puedo controlar. En mi filosofía de vida aprendida junto a los animales tengo totalmente integrado que nosotros (yo) somos los únicos de este mundo que no entendemos nada y que estamos actuando desde muchos lugares pero no desde el corazón. Ahora toca aprender a vivir y a Ser desde el corazón, y no hay mejores maestros que los animales.

Partiendo de la base de que nosotros creamos nuestra realidad y atraemos todo lo que tenemos, me he dado cuenta de que nosotros mismos al decidir dedicarnos a ayudar a los animales y al remover tanto sufrimiento y pena por ellos, estamos atrayendo mucho más. Estamos revolcándonos en mierda y haciéndola más grande, salpicando a los animales. Estamos de alguna manera provocando que haya animales destrozados para que podamos cumplir nuestro egoísta propósito de ayudarles, curarles y sentirnos mejor. Cuidado que ahora viene la culpa, otra mala amiga.

Luego también nos convertimos en mártires de los problemas de los animales, la posición de víctima que tanto conozco también, y esa es nuestra tarjeta de presentación ante el mundo. Siempre he sentido que los verdaderos amantes de los animales que actúan con el corazón, no necesitan contarle a nadie lo que hacen, no son hazañas de las que presumir para que tengas luego un reconocimiento en tu alrededor. Qué peligroso el Ego. Lo que se hace con el corazón se hace y no se cuenta, lo vives tú en solitario y no necesitas poner una etiqueta en tu frente que diga "yo ayudo a los animales". Y mientras los animales son eutanasiados, abandonados y otras muchas cosas que conocemos, no estamos entendiendo que parte de ese mundo lo estamos creando nosotros con ese Ego tan presente.

Es difícil hablar sobre esto porque luego todavía se me echarán encima pero como conozco bien esta situación, entiendo que si ocurre esto es porque aún no se da cuenta uno de todo lo que estoy diciendo, sino que sigue hablando desde ese dolor y rabia. Está bien, yo estuve allí, lo comprendo. Ahora os invito a este otro lado, donde se ayuda a los animales desde el Amor, que es preguntándoles qué necesitan y confiando, enviando luz y no dolor, aprendiendo de ellos, y preguntándoles por qué están aquí tan malitos, tan rotos, cambiando lo que hay en mi que hace que esto pase. Amando a todo ser vivo, al humano también, porque somos todos iguales, somos vida, siendo vida. Aprendiendo juntos a ser y sentir amor de verdad. Ese amor del que hablaba en mi post anterior.

Creo que es momento de hacernos responsables de lo que atraemos y actuar con el corazón, ayudando a los animales pero dejándonos ayudar nosotros también, porque si alguien sabe sobre la vida es la Tierra y los seres vivos, nosotros nos desviamos del camino, pero creo que aunque sea de lejos, ya lo vemos. Mi relación con los animales ha cambiado drásticamente, les amo, pero les respeto aún más. Ya no siento pena por ellos, ni sufro tanto como antes, ahora aprendo de ellos, de lo que me muestran. Y al ser humano, ya no lo odio, lo amo, lo entiendo. Que eso no quiere decir que no me toquen la moral de vez en cuando algunos de forma particular, pero la diferencia está en que ya no juzgo, sino que antes de dejarme llevar por la ira intento entender dentro de mi lo que ha pasado fuera, por tanto el resto de personas queda libre de culpa. Responsabilidad, de nuevo, una de mis palabras favoritas. Por eso decidí hacer un curso para hablar sobre esto y dar herramientas distintas para ayudar a los gatos (http://www.terapiafelina.com/index.php/cursos-presenciales-y-online/ayudando-a-los-gatos-en-positivo), a ver si llega de verdad y empezamos a cambiar la "protección animal" por "amor, confianza y aprendizaje animal".

Sobre la Comunicación Animal Entrespecies: http://www.terapiafelina.com/index.php/sobre-mi/mi-trabajo-como-terapeuta-felina/comunicacion-animal-entrespecies

miércoles, 22 de enero de 2014

De mi corazón...

Nace este blog para expresarme. Harta de ser conocida como terapeuta felina, me apetece enseñar la persona que hay detrás de ese mundo construido en torno a los gatos. Creo que nunca he tenido una especial conexión con los gatos, ahora sí, tras tantos años de aprendizaje y trabajo con ellos. Pero si me tuviera que identificar o reconocer algo que siempre ha estado presente en mi vida, ha sido el amor por los animales, por todos. Pero acabé haciendo mi mundo con los gatos, que ya son mis compañeros de trabajo y maestros. Incluso ahora todo eso está cambiando, ya que me veo hace tiempo trabajando con las personas a través de sus gatos, pues ya entendí que a los gatos pocas veces les pasa algo, salvo que no les entienden sus humanos. Ellos me han ido guiando siempre, desde agradecidos errores y malentendidos que enseñan como nadie, hasta experiencias únicas y maravillosas, donde apenas acabo de creerme lo que hago. Siempre ha estado y estará esta inseguridad en mí, que hace que nunca dé todo por sentado. El hecho de estar pudiendo equivocarme en cualquier momento y mi propio miedo por la responsabilidad que conlleva lo que hago y lo que digo, me hacen ser cauta, aprender, pero también desmoronarme de vez en cuando. Mucha gente no lo sabe, pero me cuesta horrores estar donde estoy. Veo que cada vez se me conoce más y me apetece meterme en una cueva para no ser vista, me da miedo, porque me siento expuesta y soy fácil de dañar. Aún así, confío en los animales porque sé que ellos me han traído por este camino y por ellos sigo aquí. Pese a aquellas ocasiones en que no consigo llegar al corazón de la persona que solicita mi ayuda, pienso que algo he removido y el mensaje lo he dado. Aunque luego el gato no mejore. Entiendo que no todas las personas están preparadas para recibir y cambiar, pero aún así me cuesta aceptarlo. Lo que me cuesta entender es que no todos los gatos que acuden a mi buscan una resolución total, sino simplemente dar un mensaje a la persona, para desbloquear algo, no lo sé. A mi me frustra un montón. Pero el tiempo me ha enseñado que siempre ha servido para algo, aunque en el presente la persona no lo vea, ni yo.

Este blog quizás nace para desahogarme un poco, siendo yo misma con mis palabras, sin importar quién lo lea, pues de mi corazón salen siempre mis palabras. Si alguien se ofende o se siente identificado, me alegro por igual, pues mientras llegue a alguien, servirá.

Muchas personas me piden que cuente los casos en los que trabajo, cómo los hago, etc. Es imposible contar todas las experiencias que vivo, pero intentaré ir contando de vez en cuando para quien le interese lo que hago. Hoy por ejemplo ha sido un día especial a la vez que triste. Uno de los trabajos que hago es ayudar a los animales a trascender, y acompañar a sus personas. Desde pequeña ya recuerdo que cuando veía un animal muerto le ayudaba a llevar su alma. Ni sé por qué ni cómo lo hacía, y eso me acompaña aún a día de hoy. Hoy he podido compartir esto con dos maravillosos animales, que han dejado bien tocado mi corazón. Han sido dos marchas muy diferentes, una muy dura y de golpe, la otra elegida, aceptada y fluida. En ambos animales he sentido un amor tan infinito que, pienso, sólo puede sentirse cuando salgamos de este mundo. Ambos me han mostrado a su manera hacia dónde han ido, y es algo tan hermoso que me es imposible explicarlo. Las personas que quedan aquí quieren saber cómo están, si se han sentido acompañados en su marcha y si están bien donde quiera que estén, porque siempre nos quedamos con culpa. Es para mi un honor el poder sentir cómo están y poder transmitirlo. A veces en otros casos he sentido un bloqueo, o algo que no está bien terminado, mucha tristeza. Pero hoy, lo que he sentido ha sido amor del más puro y bonito que se pueda sentir. Incluso pena por dejar una familia tan maravillosa como la que ha tenido, pero yéndose con paz y gratitud. En mi trabajo no siempre es así, pero las experiencias de hoy, me han dejado algo muy bonito y espero que a sus personas también.

Hace años tuve que experimentar también la parte más amarga. Antes de practicar la Comunicación Animal Entrespecies, era una voluntaria más en protección animal, y una de las tareas que más tuve que realizar fue acompañar a cientos de gatos en eutanasias, siempre injustas y mal hechas, llevándome después sus cuerpos a un arcón sin entender por qué era todo tan injusto. Que si leucemia, que si inmunodeficiencia, excusas que dejé de creerme. Pero esto lo sé hoy. Después de estas experiencias que me llevaron a tocar fondo, llorar, gritar y salir corriendo, comenzó mi trabajo de ayudar a los gatos a otro nivel. Una amiga me dijo que antes de poder trabajar con la Luz hay que conocer bien la Oscuridad. Y creo que de eso ya tuve bastante, aunque siempre hay que estar presentes y alerta.

Los animales me han enseñado que la muerte sólo es un paso más, es algo que todos conocemos, volver al Ser, al Amor Infinito. Esto lo he aprendido hoy. Que cuando estamos aquí en estos cuerpecitos que sirven para enseñarnos y experimentar la vida, hemos olvidado lo que es Ser. Los animales lo saben y para ellos la muerte no es tan horrible como nosotros la vemos. Es algo natural. Yo siempre me estoy planteando todo, me canso a mi misma de tanto pensar, de tantos miedos y tonterías. Pero cuando vivo este tipo de cosas, cuando un animal me deja sentir esto, entiendo sin razonar, simplemente sintiéndolo, ya está. ¡Cuánta tontería tenemos los humanos! Si es que se nos ha olvidado Ser, se nos ha olvidado por qué estamos aquí, vivimos enganchados a nuestras emociones y manipulados por nosotros mismos, mientras, imagino, que nuestros ángeles se tiran de los pelos y resoplan, y aún así, con toda la paciencia del mundo, siguen aquí a nuestro lado, como los animales.