martes, 28 de marzo de 2017

Aquí cabemos todos

Recibimos tentaciones constantemente, provocaciones, de personas que no saben lo que quieren, que sienten celos porque se sienten invadidos, amenazados, y se defienden sin ser atacados, queriendo sacarte del mundo. Constantemente siento esa energía de personas asustadas, y siempre mi reacción ha sido de hacer una señal de calma con el corazón y seguir mi camino. Siempre he huido de los conflictos, nunca he necesitado ni querido demostrar nada, ni convencer a nadie de nada, más que de no maltratar a los demás y ser más empáticos, comprensivos. Aunque conmigo no lo sean.

Me entristece ver cómo personas que pueden aprender, prefieren defenderse y cerrarse en su YO, en esa superioridad digna del inseguro. En mi afán de querer llegar a todas las personas con un mensaje de apertura de corazón, me encuentro esos corazones cerrados y humanos competitivos. No puedo hacer más que seguir fluyendo y no pararme en ellos, jamás he sido buena compitiendo porque nunca he querido ganar nada.

Hay tantos profesionales del marketing haciendo daño a los animales, y engañando a las personas que quieren buscar algo que jamás van a entender, porque no quieren ver más allá de su ombligo. Vendiendo humo, haciéndose importantes, para luego enseñar a las personas algo que perjudica a los animales y a las propias personas. En esta profesión que es nueva en el mundo, hay más intrusismo que profesionales. Una profesión no se aprende en un fin de semana. Hacen falta años de trabajo para crear un buen profesional. Y ese profesional, debe recibir una formación adecuada, constante, y debe tener unos firmes valores y sobre todo, una ética de trabajo. Y más, cuando estás trabajando en beneficio de otros.

Me ofrecen con frecuencia realizar charlas o trabajos que van en contra de mi filosofía y siempre lo rechazo, pero siento pena porque me pidan algo así y no entiendan por qué no quiero hacerlo. He rechazado programas de televisión, de radio, conferencias, por querer sacarme de mi centro. Mi centro es el amor por los animales, la vida, las personas, todo ser vivo, es respeto y agradecimiento. Y de ahí no me va a mover nadie.

Constantemente me escriben personas que quieren corregir a los gatos, hacerlos obedientes, sociables, buenos, según ellos. Que no estén aterrados y se dejen tocar y manipular. Que se dejen de mear en el sofá, o cagar en la bañera, porque es molesto, no porque sientan que su gato está sintiéndose mal. Eso da igual, quieren corrección, que deje de hacerlo ya. Y si no les funciona lo que les diga, pasan de mi y buscan otro que les de lo que buscan, para darse cuenta de que tampoco funciona, entonces su problema lo dan por crónico, cuando no han hecho nada, o peor, abandonan o sacrifican al gato, sin más. Y lo que les digo no les funciona porque no se enteran de la mitad, porque no quieren y no se implican. Rechazo totalmente ir en contra del gato en beneficio de una persona que no sabe lo que está pidiendo. No trabajo para alimentar la curiosidad de nadie, ni para dar mensajes trascendentales que ni vas a entender porque no te toca. Quizás te toca más aprender a cuidar tu cuerpo y mente aquí y ahora y no el saber qué fuiste en tu vida anterior. Quizás te toca a ti aprender por qué ese gato que has recogido está aterrado y cómo puedes hacerle feliz aunque preferirías estrujarlo y besarle para sentirte bien tú. A lo mejor te toca aprender a callarte por dentro y por fuera para darte cuenta de que te están hablando y te están pidiendo que pares de una vez, que estés en silencio y observes todo lo que te estás perdiendo. Es curioso cómo vamos buscando respuestas, herramientas e información, y cómo lo importante lo ignoramos y nos quedamos con lo que alimenta nuestra carencia de amor.

A mi me toca aprender a ser mejor cada día, a escuchar más también, porque me pierdo en mi cabeza a veces, como todos. Me toca aceptar que no puedo ayudar a todo el mundo y que la que necesita ayuda soy yo, que debo dejar que cada uno reciba lo que quiera y siga su camino también. En lo que debo trabajar duro es en mantenerme en mi sitio y seguir compartiendo desde aquí, para el que lo quiera recibir, sean 3 o 1000 personas. Aunque duela lo que hacen otros, me tengo que mantener aquí y hacer lo que hago con todo mi amor. Sólo así, mi alma está tranquila. Lo que diga mi cabeza me da igual.

Hay niños de 5 años con más verdad que un adulto que se ha hecho 5 años de carrera y presume de ello. La humildad es una actitud, una forma de sentir y estar, una apertura para aprender de cualquier experiencia tuya y de otros. De lo contrario, tu paso por la vida va a ser una lucha por reconocimiento y ambición, y habrás dejado atrás muchas sonrisas de tu corazón. Por lo tanto, una existencia vacía que no ha aportado nada a nadie. Yo quiero dar amor aunque no lo reciba, porque para mi el poder darlo y sentirlo también es una forma de recibir. Aunque amor recibo muchísimo, y para la minoría con la que me cruzo que se asustan, critican y me quieren sacar del mundo, no me voy a preocupar. A ellos también les tengo en cuenta, les entiendo y no les invado. Somos libres.

Sólo quiero que las personas dejen de pelearse, de medirse unas con otras. Me gustaría ver un mundo donde se tiene en cuenta a todo ser vivo y se convive en armonía. Aquí cabemos todos. Donde se aceptan todos los puntos de vista sin imponerse unos a otros. Compartiendo. No sé si lo veré, pero seguiré trabajando en mi centro para aportar lo que pueda, intentando ser sincera y honesta conmigo misma y con los demás. Y cuando mi cabeza me envenene, lo perdonaré. Porque al final, para qué estoy aquí, si no es para aprender y disfrutar. Lo que yo puedo aportar aquí es poco comparado con la experiencia que me estoy llevando. Cuando me vaya, quiero haber aportado algo bonito a los demás, porque yo me llevo mucho ya.

viernes, 24 de marzo de 2017

En tu libertad está tu fuerza

Eso me dijo un gato ayer. Un gato atrapado y desesperado. Un gato que necesita ser libre y vivir su vida, porque el no poder hacerlo le está generando mucha ansiedad y está perdiendo el control y siendo agresivo a veces. Los gatos también se irritan, y se angustian, y saben cuándo no quieren estar en un lugar. Su forma de comunicarlo es lo que nosotros no entendemos pero, ¿cómo te puede comunicar un gato que está frustrado y desesperado? No entendemos la agresividad de un gato, tendemos a pensar que "se le va la olla". Todavía no he conocido un gato loco en mi vida. Y este gato, tan precioso, tan fuerte, reducido a pura frustración por no poder hacer la vida que necesita.

Hay gatos que son almas libres, aunque no sean asilvestrados y sean cariñosos, pero no quieren depender de nosotros ni vivir encerrados con nosotros. Este es uno, y me recordó mucho a las personas, a las que vivimos encerradas en los deberes, quehaceres y obligaciones y hemos perdido nuestra libertad. No fluimos, no podemos ser, los días se pasan como horas y no hemos hecho nada. Tenemos sueños, pero nos levantamos cada mañana con esfuerzo e inercia para cumplir obligaciones. Hemos perdido la ilusión por hacer, por compartir nuestros dones, porque no los encontramos muchas veces. Pensamos que no somos buenos en nada, no podemos ofrecer nada al mundo que no exista ya. Qué falso pensamiento.

Me recordó lo atrapados que vivimos en nosotros mismos, con todos nuestros pensamientos, juicios, cultura, con todo lo que nos condiciona para no poder expresarnos libremente. Hay que dar una imagen, hay que cumplir con las obligaciones, hay que ser mejor que el de al lado, y cuando vemos un alma libre, un artista, le admiramos y deseamos ser como él. Yo creo que todos somos artistas, pero no todos hemos encontrado nuestra expresión plena. El necesitar dinero para vivir es una de las mayores trampas y mentiras de nuestra historia, lo que nos atrapa en estas vidas y nos impide ser quienes queremos ser. Tantos sueños rotos y desesperación... cuando en realidad, si cumples tu sueño, todo se coloca para ir bien y no te faltará de nada.

La carencia llega cuando la sientes, y la abundancia llega cuando la sientes. Para este gato toda su fuerza y abundancia es su libertad. No sé si algún día seremos capaces de observar a los gatos en libertad y sentirnos como ellos, y entender toda su plenitud al sentir su libertad. Ahora no somos capaces, sentimos miedo y necesidad de controlarlos. Hablo de un gato, uno especial, que me ha recordado lo importante que es poder ser uno mismo, y estar donde se quiere estar. Yo me siento así a veces, atrapada en lo que yo misma he creado, con ansiedad a veces por querer ser mejor y no conseguirlo, por querer hacer algo diferente que me llene más y me de más libertad al no tener que estar a la altura de nada ni resolviendo problemas de otros. Adoro mi trabajo y estoy agradecida cada minuto, pero como ser humano también necesito esa libertad de Ser. Me veo infravalorando muchas veces mis dones, cuando en realidad, hay tanta gente admirándolos. Pero yo a veces no los veo, y mi crítico interno no me permite creerme los elogios, los aplasta, algo que yo veo favorable. Sin humildad no hay aprendizaje, sin errores no puedo aprender. Si lo hago todo perfecto no estoy haciendo nada. Necesito equivocarme, probar, y gracias a las personas con las que trabajo cada día, me equivoco y aprendo. No soy la mejor, pero lo hago lo mejor que sé. Lo doy todo y con todo mi corazón intento estar. Pero me pasa a mi, y a todo ser humano de este planeta. Quién no ha sentido frustración, quién no se ha sentido atrapado en una vida que no quiere y no sabe cómo salir de ella. Cómo no te vas a poner agresivo si necesitas salir de ahí a toda costa. Cómo no te vas a enfadar si eres infeliz y no te entienden. Es la frustración de la infelicidad y el ahogo de estar atrapado en ti mismo, que terminaría si cerraras este capítulo de tu vida y encontraras eso que a ti te genera la sensación de plenitud. Puede ser respirar y meditar una forma de sentirlo, pero para vivir así cada día, tenemos que salir de aquí.

Tenemos que hablar, cantar, pintar, escribir, crear, dejar que nuestra alma se exprese y comparta el Amor que trae. Esa es nuestra libertad, al igual que lo es para este gato sentir el viento, poder esconderse, correr, cazar, y disfrutar de lo que él elige en cada momento.

Somos almas libres, como los gatos, pero nos hemos encerrado en tantas cosas que nos hemos creído... ¿quién no necesita liberarse? En mi libertad, está mi fuerza. Cuando consiga ser libre y expresar mi corazón, entonces, seré única, plena, y feliz, como él. Así que a la vez que yo tomo la decisión de ser libre, le doy las gracias por el mensaje y deseo de corazón que él también encuentre pronto su libertad y felicidad. Gracias, Bob.